7 de enero de 2011

Ponencia: POBREZA Y OLVIDO: LA SITUACIÓN DE LOS ADULTOS MAYORES EN CONDICIÓN DE DESPLAZAMIENTO EN SOACHA. COLOMBIA.

Ponente: Yuri Alicia Chávez Plazas

Resumen

El drama que viven cerca de cuatro millones (el 3% son adultos mayores), de colombianos en situación de desplazamiento forzado en Colombia nos ubica como el país con la más profunda crisis humanitaria de América Latina. Pobreza, marginalidad y estigmatización es la realidad diaria de familias y viejos en esta situación, sin embargo su profundo deseo por sobrevivir es la enseñanza de valor que ha diario brindan a la sociedad. La presente ponencia reflexiona acerca de la situación del adulto mayor desplazado y la manera como accede a la atención social en Soacha , y relaciona los avances logrados en la investigación sobre representaciones sociales que construye la población adulto mayor, haciendo énfasis en la necesidad de una atención municipal con enfoque diferencial.



La situación de los desplazados en Colombia

La guerra está presente en toda la geografía nacional, lo que permite comprender que prácticamente todos los municipios están afectados por el desplazamiento forzado, bien sea como expulsores o como receptores. Como consecuencia de la expansión territorial de la guerra el desarraigo y destierro es un fenómeno nacional.

El problema del desplazamiento forzado como fenómeno de movilidad relacionada con los derechos humanos y el derecho internacional humanitario tiene importantes implicaciones sociales, demográficas culturas y económicas. En Colombia constituye una crisis humanitaria que poca atención recibe por parte del Estado, las últimas cifras dadas tanto por el gobierno como por la ONG, CODHES, así lo demuestran:

Según el Centro de Control de Desplazamientos Internos, que cita la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (COHDES), el total de colombianos en esta situación era de “4,3 millones de desplazados colombianos el cual difiere de los cálculos del Gobierno Nacional, que sitúa el número de desplazados en 2,64 millones en agosto de 2008”, este número representa el 9,3% del total de la población nacional, la mayor parte son residentes de áreas rurales bien como campesinos o grupos étnicos, que presionados por los diferentes actores armados de manera violenta, huyen de sus lugares habituales de residencia para proteger sus vidas. Según esta misma organización,

Durante el año de 2009 cerca de 286.389 personas tuvieron que desplazarse en el marco del conflicto armado que afecta al país, lo que representa un decrecimiento del 24% con relación al año 2008 (380.863 personas), el desplazamiento afecto al 69% del total de los municipios, es decir la población desplazada llegó a 773 de los 1.119 municipios del territorio nacional. Tomando como referencia el número de personas en los sitios de llegada, las regiones más afectadas fueron en su orden Antioquia (45.774 personas desplazadas, Bogotá (42.999), Nariño (25.772), Valle del Cauca (23.500), Cauca (12.741), Santander (11.442), Meta (9.621), Bolívar (9.529) Huila (9.061) y Córdoba (8.636 personas). (CODHES 2010).

Por otro lado, según cifras ofíciales en el 2008 Acción Social reportaba como total nacional de hogares que fueron expulsados violentamente 71.815, mientras que en el 2009 fueron reportados 31.102 hogares. Sin duda una cifra muy inferior al estimativo real, esto obedece a que un alto número de la población en esta situación no logran la inclusión en el registro, bien sea por el temor de la población a presentar la declaración, o su no aceptación en el registro por diversas razones, entre otras las inconsistencias en los hechos relatados.

Entre las causas que generan el desplazamiento forzado e identificadas actualmente están: las presiones por la tenencia de la tierra, los intereses en torno a los megaproyectos del Estado, la lucha por el control sobre zonas ricas en metales preciosos y productos energéticos o por territorios donde se cultiven o trafica narcóticos.

El desplazamiento máxime si éste está forzado por violencia (asesinato de un familiar o vecino, amenazas, quedar en medio del confrontaciones entre grupos armados, etc.) genera altos niveles de estrés, angustia, dolor, no solo por las múltiples pérdidas relacionadas con la salida abrupta y la ruptura de la vida cotidiana en el lugar en el que se vivía, sino por la inmensa incertidumbre que implica la supervivencia en el nuevo contexto.





El departamento de Cundinamarca es uno de los más afectados por este flagelo y en especial el municipio de Soacha, se encuentra situado en la parte central del país sobre la Cordillera Oriental, en el sector sur- occidental del departamento. Allí comunas como Ciudadela Sucre, y Altos de Cazuca , son sitios de recepción permanente de población en situación de desplazamiento forzado.

Basados en cifras oficiales, se presume que hay más de 30.850 personas desplazadas asentadas en el municipio lo que representan el 40% del total de personas desplazadas internas en todo el departamento de Cundinamarca. Hoy las entidades del Estado siguen registrando a diario entre 3 y 4 nuevas solicitudes de ingreso al registro, según ACNUR, entre octubre de 2009 y enero de este año han llegado más familias buscando refugio respecto al año anterior, lo que supone un grupo humano que incide en la oferta de servicios públicos, la distribución del espacio urbano, la posibilidad de empleo y la prestación de servicios de salud.



El promedio de permanencia de la población en condición de desplazamiento en Soacha corresponde a 10 años tiempo en el cual las condiciones de vulnerabilidad se acentúan, es claro, que esta población tienen menos posibilidades de estabilización económica que los pobres históricos del municipio.

La mayoría de las familias del sector, no logran un nivel de vida digno. Su ubicación dentro de un terreno pendiente implica grandes esfuerzos para el acceso, haciéndose intransitables en las temporadas de invierno. Las viviendas han sido construidas con los elementos como ladrillos (muy pocas), latas, paroid, plásticos y otros materiales (en su gran mayoría), el hacinamiento es otra de las problemáticas más sobresalientes.


Representaciones sociales del desplazamiento forzado


El tema de representaciones sociales permite conocer los procesos sociales de construcción de la realidad y la manera como el conocimiento se construye y reconstrucción en ella. La representación social se sitúa como una forma de conocimiento social.

Moscovi (1961) define la representación social como “un sistema de valores, de nociones y de prácticas relativas a objetos, aspectos o dimensiones del medio social, que permite, no solamente la estabilización del marco de vida de los individuos y los grupos, sino que constituye también un instrumento de orientación de la percepción de situaciones y de elaboración de respuestas” para Jodelet (1984) “la representación social es un proceso de elaboración perceptiva y mental de la realidad que transforma los objetos sociales (personas, contextos, situaciones) en categorías simbólicas (valores, creencias, ideologías) y les confiere un estatuto cognitivo que permite captar los aspectos de la vida ordinaria mediante un reenmarque de nuestras propias conductas en el interior de las interacciones sociales”.(Fischer) El adulto mayor en situación de desplazamiento, construye y reconstruye su realidad, en medio de sus miedos, duelos no resueltos, pero ante todo frente a las exigencias en los nuevos escenarios.

Esta población ha tenido que huir de su lugar de origen con el fin de salvaguardar su integridad perdiendo sus propiedades, pertenecías y abandonando su entorno social, deben adaptarse a las condiciones que impone los nuevos lugares de refugio, lo que constituye una tarea difícil debido a su origen mayoritariamente campesino expresan el temor a ser identificados, estigmatizados y se sienten en riesgo personal. Llegan al municipio de Soacha para proteger su vida y la de su familia intentando así comenzar de nuevo, dejando atrás el temor producido por las amenazas, los atentados, las masacres, y en general las distintas formas de violación de los derechos humanos.

En relación con las experiencias de llegada se enfrentan a un lugar donde la supervivencia es difícil; ya que vienen de un territorio rural donde las costumbres, el espacio físico, actividades económicas, entre otros, son diferentes a las de la ciudad. Por tanto se presenta una ruptura de las diferentes culturas, un choque de valores, y una difícil adaptación al nuevo entorno social.

Por otro lado la dramática carrera por la supervivencia implica costos psicológicos, físicos y sociales inimaginables, estos se reflejan en la perdida de bienes materiales, ya que se ven obligados a su entrega o abandono, estos representaban las bases sobre las cuales fueron construidos sus proyectos de vida. Ahora no tienen nada.

La vulnerabilidad del adulto mayor se refleja, además, en cambios radicales en su hábitat. En las condiciones actuales del asentamiento expresan su inconformidad y disgusto con el lugar donde habitan ya que son espacios muy reducidos en condiciones precarias, además en sus sitios de expulsión, tenían estabilidad económica, aquí es difícil encontrar una actividad laboral.

Los cambios en sus relaciones sociales y culturales también son drásticos, ya que se alteran los estilos, condiciones y modos de vida. La mayoría de los adultos mayores en situación de desplazamiento del sector emprenden búsquedas subjetivas a través de la identificación de múltiples referentes conocidos tales como la iglesia católica y protestantes.

A las dificultades socioeconómicas, los cambios y dificultades que afrontan, bien sea relacionados con las circunstancias que motivaron su éxodo, como las condiciones adversas que enfrentan en el reasentamiento se suman las derivadas con la transición del campo a la ciudad, tienen que llegar a lugares desconocidos que no le brindan ninguna bienvenida, sino por el contrario señalamientos. Sin recursos; llegan a Soacha incapaces de costear los gastos citadinos con poca o ninguna red social que les ayude a enfrentarse a su realidad.

Aunque algunos se sienten más tranquilos, persiste el sentimiento de miedo ante la inseguridad, intranquilidad y peligro que implica vivir y movilizarse en la ciudad. Esto les impide convivir, actuar y desarrollarse de la manera como estaba acostumbrados.

En términos generales las representaciones sociales que construye el adulto mayor se sintetizan de la siguiente manera:

• Valoración y apropiación del Espacio:

– Tendencia a invisibilizarse frente a sus comunidades, la necesidad de empezar de nuevo constituye un estrés emocional que determina la apropiación del territorio.

• Vivencias frente a la participación:

– Las experiencias vividas antes y durante el desplazamiento limitan las posibilidades de participación en el municipio. “es mejor no meterse en nada”

• Vivencias en la familia

- Perspectivas de trabajo: Las posibilidades de empleo en el municipio son muy escasas, algunos apenas alcanzan a emplearse en actividades informales.

- Prácticas Sociales: Las relaciones sociales se limitan dadas las condiciones de violencia en los sitios de asentamiento.



- Cambios al interior de la familia: Cambio de rol, jefaturas delegadas y compartidas constituyen una vulneración al adulto mayor, pues las preocupaciones por satisfacer las necesidades de la familia y afrontar el desarraigo social y la crisis emocional que generan entornos desconocidos, les exige nuevas funciones y tareas, descuidando sus propios requerimientos personales.

En cuanto a la afectación de acuerdo con su ciclo vital: es claro encontrar dificultad para alimentarse y acceder a servicios de salud, esto debido a las inmensas dificultades para acceder a los programas que ofrece el Estado.

Cabe destacar, el programa que en la actualidad desarrolla el municipio consistente en subsidio alimentario a través de los comedores comunitarios, los cuales no se ofrecen los días domingo ni festivos lo que dificulta un apoyo sostenido además, de las dificultades para acceder a las citas médicas especializadas y lograr los medicamentos que no están en el plan obligatorio de salud.



Olvido y marginalidad versus calidad de vida y enfoque diferencial



La persona en condición de desplazamiento, ha dejado atrás su terruño, su hábitat; también un estilo de lenguaje, organización social, rutinas de trabajo, propósitos y metas a corto y mediano plazo. Más aún, ha dejado enclavadas en sus lugares de expulsión, representaciones sociales de familia y el imaginario de una violencia, en la mayoría de los casos, los sitios de asentamiento le ofrece espacios sin esperanza, a los que necesariamente deben habituarse pese a las dificultades.

El desarrollo humano es una forma de concebir la calidad de vida y el desarrollo social de una manera integral, involucrando además de las condiciones materiales tangibles de las que disponen las personas (bienes y servicios), todo aquello que fomenta el despliegue de las capacidades humanas en actividades sociales, culturales y políticas.

En la atención a la población en situación de desplazamiento, y en particular el adulto mayor este desafío y oportunidades solo se logran mediante la voluntad tanto del gobierno como de la población, y la concreción de planes, políticas, y programas que los favorezcan. Se enfoca esta alternativa en el adulto mayor pues por ser una población activa, con mínimas posibilidades de capacitación y laborales en las condiciones actuales, es necesario generar espacios de participación e intervención donde sean gestores de su propio progreso.

En términos generales se concluye que una política que diferencie la población según sexo, edad, generación y género, permitirá dar respuesta a los impactos diferenciales que tiene el desplazamiento forzado, sin embargo la realidad en los servicios es otra.

La situación de la población desplazada se complica aún más dada la respuesta de carácter asistencial que brinda el Estado, ya que éste se limita a entregar las ayudas de emergencia y humanitarias que contempla la Ley 387 de 1997, las cuales no son suministrados dentro del tiempo estipulado y muchas veces no son entregadas en su totalidad. Las acciones de estabilización socioeconómica se caracterizan por su baja cobertura y escaso impacto,

Para la Contraloría General de la República, si bien el Estado colombiano ha procurado cumplir con el desarrollo de programas de asistencia para la población desplazada, y la Sentencia T-025 de 2004 de la Corte Constitucional aún no se ha logrado garantizar su atención integral y los logros son aún escasos . Adicionalmente, hay problemas en la ejecución de la política, las cuales se deben en parte a deficiencias en la gestión por parte de las entidades territoriales.

Por otro lado existe una tendencia a plantear proyectos de asistencia social dirigidos a población desplazada y vulnerable, generando confusión y conflictos entre estos dos grupos sociales en riña frente a la precariedad de los recursos.

En cuanto al acceso a los servicios básicos de esta población, el Estado se limita a la entrega de cartas que son presentadas a las diferentes instituciones y aunque permite la inclusión a los servicios no responden a las necesidades que estos presentan, en cuanto a calidad, oportunidad, y pertinencia.

Así a la respuesta insuficiente por parte del Estado para atender la situación que viven los desplazados, se hace notable la tendencia a recurrir a organizaciones e instituciones privadas para satisfacer sus necesidades de supervivencia, aunque muchos logran sobrevivir con sus propios medios, recursos y estrategias.



Si bien es cierto las políticas estatales asumen como condición de vulnerabilidad la presencia en la familia de un adulto mayor de 65 años, cuando no hay un adulto que lo sostenga económicamente, éstas no reconocen la carga económica y de estrés que significa la manutención del abuelo en familias que se encuentran en la línea de pobreza.

En el marco de la atención a la población afectada por el desplazamiento forzado en Colombia, el enfoque diferencial debe tener como propósito reconocer, el impacto diferencial del desplazamiento y las desigualdades entre hombres y mujeres de distintas edades y capacidades, en este contexto la Política Pública, será el instrumento para lograr el goce de los derechos; la superación de las condiciones que originan el desplazamiento forzado (prevención) y alternativas duraderas, así como acciones municipales y de entidades no gubernamentales, eclesiásticas, sociales y comunitarias coordinadas, constituirán la estrategia más importante para la reconstrucción de los proyectos de vida individual, familiar, colectiva y de ciudadanía de esta población.



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